Día: 2 de abril de 2017

La seguridad ha sido total, la discreción ha sido absoluta y la satisfacción del ilustre visitante ha sido inmensa. El príncipe consorte, Enrique de Dinamarca (Henri de Laborde) esposo de la reina Margarita de Dinamarca, actual Jefa de Estado de aquel país, ha pasado unos días de visita en Tenerife. Ha venido por primera vez a nuestra isla acompañado de algunos empresarios y amigos daneses y en ella ha estado acompañado por otros buenos amigos como José Carlos Acevedo, así como su hermana Dulce Acevedo y su esposo, el reconocido traumatólogo José Luis García Estrada, y ha disfrutado de la hospitalidad de buenos empresarios como lo son la propia familia Acevedo o Wolfgang Kiessling. Por lo que me han contado, vamos a tener en el príncipe Enrique de Dinamarca un muy buen embajador de Tenerife y “vendedor” de la excelencias turísticas y gastronómicas de nuestra isla en tierra danesa.

El príncipe consorte, Henri de Dinamarca, echa de comer a las gallinas de la finca ecológica “La Calabacera” en presencia de Dulce Acevedo.

Quizá no sea usual ver a todo un príncipe (y un gran poeta, por cierto) como Enrique de Dinamarca (con sus 83 años) paseando como cualquier vecino por Punta Brava, extasiado con el embravecido mar del norte tinerfeño, pero así ha sido. Previamente había visitado en el sur la impresionante finca “La Calabacera” de la familia Acevedo, volcada en productos agrícolas de “ecología gourmet”. Camino al norte, en un soleado y espléndido día, pudo ver al “padre” Teide en toda su majestuosidad y ya en el Puerto de la Cruz disfrutó de lo lindo, entre su séquito y los amigos isleños, de un exquisito almuerzo en el restaurante Brunelli’s donde, atendiendo a la petición de su jefa de sala, Elena Martínez Ortiz (una de las mejores maîtres de Tenerife) firmó en el “Libro de Oro” del reconocido steakhouse, como lo haría más tarde en el del Loro Parque, tras visitarlo y quedar absolutamente encantado. El príncipe Herni ha prometido volver y esperemos que lo haga con su esposa la reina Margarita de Dinamarca.

El chef del restaurante Brunelli´s, Carlos Hernández (i), el príncipe Henri de Dinamarca y Elena Martínez, la gran jefa de Sala del reconocido steakhouse

Mientras esto pasaba en Tenerife, por Bruselas andaba el bueno de Narvay Quintero Castañeda, nuestro puntal consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, llevaba toda la semana con la maleta a cuestas entre Madrid y la capital de europea, en la brega para buscar las perritas para el sector primario canario. En la foto que he conseguido en exclusiva, le pueden ver con Phil Hogan, el todopoderoso comisario europeo de Agricultura, muy sonrientes los dos. A ver si Narvay Quintero le estaba convenciendo para que se “mandara” una buena quesadilla herreña o un quesito majorero acompañado con uno de nuestros caldos, con el objetivo de que por esas Europas tengan claro que nuestros productos son muy peculiares, siempre con una impronta atlántica, insular y muy especial. En cualquier caso… ¿Qué le estaría diciendo Narvay Quintero en aquella esquina, para que el irlandés Phil Hogan estuviera así de sonriente y distendido?

El irlandés Phil Hogan (i) y el puntal Narvay Quintero, conversando en “un aparte”.

Hace ya unos años que en uno de los actos de entrega de los premios Cadena DIAL el promotor tinerfeño de conciertos Poli Mansito presentó al hoy alcalde José Manuel Bermúdez al compositor y cantante Alejandro Sanz, quienes sintonizaron desde el primer momento y trabaron amistad. Un año después volvieron a coincidir en el concierto de Dial y Bermúdez, tras una cenita canaria donde triunfaron nuestras papas negras, le regaló un cuchillo canario, que dejó encantado a Alejandro. Hace unas semanas y por tercer año consecutivo Alejandro Sanz regresó a nuestra isla, otra vez a los premios de Dial y de nuevo el alcalde y el cantante se fueron de comida canaria. En esta ocasión José Manuel Bermúdez apareció con el paquete completo y le regaló papas negras, pimientas rojas de la “PM” y un mojo rojo, con las oportunas recetas para hacer las papas arrugadas y el mojo picón, allá en la península. Me han soplado que, además, (no sé si camufladas dentro de la guitarra) el cantante se llevó otras papitas más (esta vez de semilla) para plantarla en su finca de los alrededores de Madrid. O sea que, a Alejandro Sanz se le puede decir bien aquello de… ¡mándese una papa!

José Manuel Bermúdez (i) saluda a Alejandro Sanz (d), con Poli Mansito (c) de testigo.