Tengo al abogado y presidente del Real Casino de Tenerife, Miguel Cabrera Pérez-Camacho como una persona seria y educada, a la vez que un profesional de prestigio. De igual modo, la gerente de dicha sociedad, Raquel Gutiérrez Yanes, como una honesta, educada y respetable señora, a la vez que una de las profesionales más preparadas que conozco. Por ello, con la contrastada información que tengo y desde mi libertad de expresión, creo que en el lamentable incidente protagonizado en la puerta de entrada por dos policías locales y tres policías nacionales (dos de ellos uniformados) por negarle la entrada a un tercero que iba en bermudas, la razón está del lado del Real Casino. Debo decir (lo he dicho más de una vez) que “algunos” (repito lo de “algunos”) policías nacionales y locales empañan el buen nombre del Cuerpo Nacional de Policía y el de la Policía Local. Lo saben y lo dicen (por lo bajini) muchos de sus compañeros (y jefes) que, por diversas razones (que igual ya contaremos), no se manifiestan públicamente o actúan internamente. Creo, no obstante, que, más pronto que tarde, en el “caso bermudas” la Justicia pondrá las cosas en su sitio y a cada protagonista en el suyo.
