Está muy bien lo de las grandilocuentes expresiones de “la satisfacción de servir a la sociedad”, que diría Antonio Alarcó, y aquello del “impagable honor de ser el alcalde de tu ciudad”, que diría José Bermúdez… Pero luego está la compleja realidad, la rigurosa fiscalización de la Prensa, las críticas implacables en las redes sociales, la nada agradable judicialización de todo… En cualquier empresa o profesión, se valora cada vez más los conocimientos, la experiencia, la capacidad, la dedicación… Y aparte y por encima de elogios y alabanzas, la gente tiene que vivir y contar con un sueldo que le “compense”. Si no empezamos a reconocer y aceptar que nuestros políticos deben estar debidamente pagados, según la realidad del mercado profesional, terminaremos siendo gobernados por (con perdón) mediocres, que se apuntan por aquello de garantizarse un sueldito. Y veremos (como he visto yo) a un director general de Ganadería (q.e.p.d.) que lo más parecido a una vaca que había visto en su vida, era una caja de zapatos. Y así nos va. Y a peor nos seguirá yendo, si no se valora y se paga.
José Manuel Bermúdez, alcalde de Santa Cruz de Tenerife.